Qué es el IRPF y cómo afecta a los trabajadores
Los impuestos son un dolor de cabeza para todos los trabajadores. Sin embargo, si para los trabajadores dependientes todo se traslada a la nómina y la responsabilidad del cálculo recae en la empresa, para los trabajadores autónomos es importante conocer bien el funcionamiento de los mecanismos fiscales. En particular, es imprescindible comprender cómo afecta el IRPF, uno de los principales impuestos que los ciudadanos están obligados a pagar al Estado, el más universal. ¿Qué es, quién lo paga y cómo funciona?
Definición de IRPF
El IRPF es el impuesto sobre la renta de las personas físicas, ya sean asalariadas o autónomas. Se trata de un impuesto progresivo que aumenta proporcionalmente al crecer el valor de la renta. En su totalidad, el IRPF está regulado por la Ley 35/2006 y el Real Decreto 439/2007, que establecen cómo deben tributar los ciudadanos y qué deducciones pueden aplicar para reducir su carga fiscal. Todo se rige según los principios de igualdad, generalidad y progresividad.
El IRPF es debido por la posesión de diferentes tipos de renta: inmobiliaria, es decir, de los edificios y terrenos; de capital; de trabajo dependiente (incluidos los rendimientos asimilados a los de trabajo dependiente y los rendimientos de pensión o paro); de trabajo autónomo; de empresa.
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¿Cómo calcular el IRPF?
Dado que el cálculo del IRPF puede ser complejo, es útil contar con algunas pautas previas para simplificar el proceso y evitar pagar más de lo necesario. También es aconsejable acudir a un gestor profesional. Para facilitar el cálculo, se dividirán los porcentajes a pagar según el tipo de ingresos.
Para 2024, los tramos del IRPF en España son los siguientes:
- De 0,00 € a 12.450,00 € = 19%
- De 12.450,00 € a 20.200,00 € = 24%
- De 20.200,00 € a 35.200,00 € = 30%
- De 35.200,00 € a 60.000,00 € = 37%
- De 60.000,01 € a 300.000 € = 45%
- Más de 300.000 € = 47%
¿Cómo se calcula el IRPF de una nómina?
El IRPF es un impuesto personal y directo que se retiene mensualmente del salario bruto del empleado y se destina a la Agencia Tributaria. La empresa es responsable de retener y pagar este impuesto mediante la presentación de modelos tributarios como el Modelo 111 (mensual o trimestral) y el Modelo 190 (resumen anual).
El cálculo del IRPF no es sencillo y depende de varios factores individuales de cada empleado. De hecho, dos empleados con el mismo salario bruto pueden tener retenciones de IRPF diferentes debido a sus circunstancias personales. La base de cotización, que se utiliza para calcular las contribuciones a la Seguridad Social, es diferente de la base de tributación del IRPF.
De la gestión de las nóminas se suelen encargar los responsables de RRHH, quienes para formarse hayan frecuentado, por ejemplo, un Máster en Recursos Humanos.
La nómina se estructura en:
- Devengos: Conceptos salariales generados por el empleado en un mes.
- Deducciones: Retenciones aplicadas, incluyendo el IRPF.
En el cálculo se considera principalmente el salario bruto anual, la situación personal y familiar, el tipo de contrato y los gastos deducibles (como cotizaciones a la Seguridad Social). El Modelo 145 permite a los empleados declarar su situación personal y familiar, lo que influye en el porcentaje de IRPF a retener.
Los porcentajes de retención los establece la Agencia Tributaria y varían anualmente. Para contratos inferiores a un año, se aplica una retención mínima del 2%, que puede ser mayor dependiendo de la retribución total y la situación personal del empleado. Es bueno saber que Hacienda proporciona herramientas como calculadoras y tablas comparativas para ayudar a determinar la retención aplicable en cada caso.
Resumiendo, el cálculo del IRPF de una nómina considera varios factores:
- Salario bruto anual: A mayor salario, mayor porcentaje de IRPF.
- Tipo de contrato: Los contratos temporales tienen una retención mínima del 2%.
- Lugar de residencia: Las retenciones varían según la Comunidad Autónoma.
- Grado de discapacidad: Afecta la cantidad de IRPF retenida.
- Situación familiar: Influye en la retención del IRPF (hijos, familias monoparentales, etc.).
¿Cómo afecta el IRPF a los autónomos?
Como hemos visto, el IRPF grava los beneficios de todas las personas físicas con residencia fiscal en España, incluidos los autónomos, quienes deben pagar el IRPF trimestralmente usando el modelo 130 o el 131 (para aquellos que tributan por módulos) y anualmente mediante la declaración de la renta, un proceso anual para regularizar el pago del IRPF.
De hecho, si un contribuyente ha pagado de más a través de las retenciones mensuales, Hacienda devuelve la diferencia. Si ha pagado menos, debe abonar la diferencia. De este modo es posible para el autónomo ajustar el IRPF adelantado durante el año. Para hacerlo debe presentar todos los ingresos y gastos, incluyendo rentas fuera del negocio y situación personal (estado civil, hijos).
Desde que un autónomo se da de alta en la Seguridad Social y Hacienda, adquiere dos obligaciones principales: pagar la cuota de autónomo y presentar y liquidar el IRPF a través de distintos modelos. El IRPF sigue el principio de progresividad, por lo que cuanto más se gana, más se paga, con tasas que varían entre el 19% y el 47% según los beneficios y las circunstancias personales del autónomo. El impuesto se aplica a diversas rentas, incluyendo salarios, rentas inmobiliarias y rendimientos de actividades económicas, incluso prestaciones como el paro o la pensión de jubilación.
Básicamente, los autónomos deben adelantar IRPF a Hacienda cada vez que obtienen ingresos: los autónomos profesionales aplican una retención de IRPF en cada factura, mientras que los autónomos empresariales realizan pagos trimestrales mediante el modelo 130. Además, algunos autónomos deben aplicar retenciones del 15% en sus facturas, aunque los nuevos autónomos pueden aplicar una retención reducida del 7% durante los primeros tres años de desarrollo de su actividad.
Existen tres regímenes de tributación del IRPF para autónomos:
- Estimación objetiva (módulos): Paga un porcentaje fijo basado en parámetros objetivos (ej. metros cuadrados del local), independientemente de los ingresos reales.
- Estimación directa: Paga un porcentaje variable entre el 19% y el 47% basado en los beneficios anuales.
- Estimación directa simplificada: Similar a la estimación directa, pero con menos obligaciones contables.