Flipped learning: qué es y cómo se aplica
Las nuevas tecnologías digitales han disuelto muchas fronteras, tanto de tiempo como de espacio. Esta nueva condición de porosidad fluida en la que nos encontramos inmersos también repercute en la docencia. El flipped learning, o aprendizaje invertido, tiende a traducir este modelo en una oportunidad para profesores y estudiantes. Utilizando el potencial de los nuevos dispositivos digitales, la lección se divide en varios momentos, dentro y fuera del aula. Pero vamos a ver con más detalle qué es el flipped learning.
Innovar en la docencia, especialmente en la universitaria, es una de las prioridades estratégicas para afrontar transformaciones sociales complejas y rápidas. En particular, el objetivo es preparar a los estudiantes no sólo teóricamente, sino también para que puedan desarrollar cualidades interpersonales que luego serán fundamentales en el mundo laboral. Estas incluyen, por ejemplo, la autonomía de decisión, el trabajo en equipo y la flexibilidad.
Son cualidades innatas que, sin embargo, se pueden entrenar y desarrollar, y es precisamente una de las tareas que se proponen los mejores Máster o Grados, donde la experiencia práctica y la creación de situaciones similares a las que tendrá que afrontar el alumno una vez en la empresa, están cada vez más en el centro del programa educativo.
Los defensores del aprendizaje invertido creen que la rápida mutación inducida por la expansión de internet ha producido un desapego cada vez más marcado de gran parte del mundo escolar de las necesidades reales de la sociedad, de las exigencias del mundo empresarial y de las capacidades y deseos de los estudiantes y sus familias.
¿Qué es el aprendizaje invertido?
Hoy en día, los intereses de los estudiantes surgen y se desarrollan cada vez más fuera de las paredes de la escuela. La revolución digital ha permitido la difusión masiva de contenidos multimedia, posibilitando disfrutar de todo los contenidos educativos en cualquier momento y sitio. Dado que el conocimiento ya no está confinado dentro de las instituciones, los partidarios de esta metodología creen que sería improductivo repetir en las clases presenciales lo que ya está disponible en casa.
Por otro lado, la ‘sociedad del conocimiento’ no puede limitarse al desarrollo de recursos intelectuales y culturales, sino que está llamada a responder a las necesidades del mercado laboral. Esto pasa también por transformar profundamente la enseñanza que se ofrece. De hecho, cuando nos preguntamos qué es el flipped learning, la respuesta es precisamente esta: el intento de adaptar las habilidades de los alumnos a las necesidades del trabajo, para garantizar su inclusión en contextos locales o globales.
Con este objetivo, cada vez se utiliza más el flipped classroom o flipped learning, un enfoque metodológico que vuelca el ciclo de aprendizaje tradicional, compuesto por lecciones frontales, estudio individual en casa y pruebas en clase. En cambio, el aprendizaje invertido es una metodología de enseñanza que pretende hacer que el tiempo en el aula sea más productivo y funcional con respecto a las necesidades de la sociedad en la era de la información.
El flipped learning propone, por tanto, la inversión de los dos momentos clásicos, la lección y el estudio individual. El método aprovecha el hecho de que las habilidades cognitivas básicas del estudiante (escuchar, memorizar) pueden activarse principalmente en casa, de forma independiente, aprendiendo a través de vídeos y podcasts, o leyendo textos propuestos por los profesores o compartidos por otros docentes.
En el aula, sin embargo, se pueden activar altas habilidades cognitivas (comprender, aplicar, evaluar, crear) ya que el alumno no está solo y, junto con sus compañeros y el profesor a su lado, intenta aplicar lo aprendido para resolver problemas prácticos propuestos por el profesor. El papel del docente también se transforma: su tarea pasa a ser la de guiar al alumno en el procesamiento activo y el desarrollo de tareas complejas.
La inversión de los momentos, y en parte también de los roles, con respecto a la escuela tradicional permite a los estudiantes crecer desde el punto de vista de la maduración personal. Mediante esta metodología, de hecho, desarrollan conductas adaptativas y, al mismo tiempo, mejoran su capacidad para gestionar sus emociones en momentos de mayor estrés psicológico.
Tipos de aprendizaje invertido
Existen varios tipos de aprendizaje invertido:
- Traditional Flipped: es el método más utilizado. En este caso, los alumnos ven un vídeo de la lección, aprenden en casa y realizan pruebas en clase junto con sus compañeros, bajo la guía del profesor.
- Flipped Mastery: es una evolución directa del método tradicional. Los alumnos trabajan individualmente, repasan la lección en casa y aprovechan el tiempo de clase para realizar ejercicios en presencia del profesor que les da una evaluación. Cuando al menos el 80% de los estudiantes haya obtenido una evaluación positiva, se podrá pasar al siguiente objetivo, de lo contrario es necesario volver a tratar el argumento, asegurando acciones de refuerzo.
- Peer Instruction: los estudiantes estudian los materiales básicos proporcionados por el profesor fuera del aula y luego las cuestiones conceptuales aprendidas se debaten en clase. En este debate el profesor modera y evalúa el aprendizaje de los conceptos, los estudiantes también pueden ayudarse entre sí, de modo que quienes hayan comprendido antes o mejor puedan compartir sus conocimientos con los demás.
- Problem Based Learning: implica que los estudiantes exploren un problema y discutan estrategias de solución. En este caso, los alumnos pueden trabajar individualmente o en equipo, conscientes de que sus estrategias tendrán que debatirse en clase más adelante. El docente modera el proceso evaluando el progreso realizado por los estudiantes.
¿Cómo se puede aplicar el flipped learning?
Las principales fases de un proyecto de flipped learning se pueden dividir en:
- Momento Preparatorio: el profesor identifica, o crea desde cero, los recursos multimedia relacionados con el tema a abordar, los comparte con los alumnos y asigna las tareas a realizar.
- Momento Operativo: los estudiantes se dedican al estudio individual, lo que también implica la realización de trabajos a presentar en clase, demostrando qué y cuánto han aprendido. Lo ideal sería que cada alumno decidiera por sí mismo la herramienta a través de la cual demostrar su nivel de aprendizaje (vídeo, mapas conceptuales, presentaciones de diapositivas, etc.).
- Momento Conclusivo: el profesor evalúa los trabajos de los alumnos e identifica qué conceptos se han asimilado mejor y cuáles, sin embargo, es necesario repetir o explorar con mayor profundidad. El objetivo principal siempre debe ser favorecer la interiorización de conceptos y hacer efectivo el aprendizaje.